El taller Crisolero no es solo un espacio de pintura; es un espacio de crecimiento personal, superación, diversión y buenos momentos. Es un espacio lleno de gente maravillosa y donde David, el profesor, te reta a mejorar y sacar lo mejor de ti, siempre desde la paciencia y el cariño. Entrar al taller es como entrar en un mundo donde solo existe el buen rollo y las risas, siempre acompañados de maravillosas pinturas y personas.