Ayer fuimos al mercado a comprar pescado y nos decidimos por comprar unos pollicos. El bicho tiene los ojos grandes y saltones. Le pedimos a la pescadera que los eviscerara y que le quitara las agallas solamente porque no sabíamos si los íbamos a freír o los íbamos a hacer a la plancha, así que cuando llegamos y decidimos finalmente pasarlos por la sartén tuve que limpiarlos. Le quise dejar la cabeza entera pero los ojos… fuera ojos.
Los ojos
Le pedí perdón y permiso al pescado para intervenirlos y fotografiarlos. Dio juego: por un lado, por el vínculo con la mano de Fátima, el ojo de la providencia, el Hamsa, escudo contra el mal de ojo y vinculado a Astarté; a la luna y a la sexualidad. Por otro lado, también muy evidente y con una fuerza visual muy poderosa a los atributos de Santa Lucía y a la manera de presentarlos.
La cieguecita
Lucia y sus ojos